
Cuando faltan tan pocos días para el verano, el sol y las agradables temperaturas animan las ganas de tomarse unas vacaciones. Para estos momentos, el Tigre se presenta como esa escapada perfecta.
Las escapadas funcionan muy bien -el último fin de semana largo del 20 de noviembre viajaron 1 millón de turistas, según la Secretaría de Turismo de la Nación-, y qué mejor si este lugar está cerca: el Tigre es esa joyita de la provincia de Buenos Aires que se ubica a sólo 32 kilómetros de la Capital Federal.
Es el lugar ideal a la hora de elegir una escapadita de día completo, un fin de semana o bien planificar allí unas mini vacaciones
Entre las actividades más tradicionales, se encuentran el colorido Puerto de Frutos, hacer un paseo de compras, un día en el parque de diversiones y caminar mucho por sus costaneras.
También se encuentra la posibilidad de tomarse un recreo frente al muelle, ahí mismo, desde donde salen catamaranes, las típicas lanchas colectivo -las que usan los isleños-, y todo tipo de embarcaciones para los turistas: lanchas, kayaks, velas, botes para paseos en grupo o individuales como las travesías para quienes prefieren remar.
Estar en Tigre es sinónimo de vida náutica y hay muchos canales y cursos de los ríos Tigre, Luján y Sarmiento para pasar el día navegando y conocer las historias que atesora este lugar como sus clubes de remo.
La espesa vegetación de sus islas, atractivos jardines de sus casas y paradores invitan a bajar y quedarse un buen rato a disfrutar de sus entornos y playas. La sensación de tranquilidad y armonía de pronto hace entrar en sintonía con los sonidos de la naturaleza y conectar con esa estadía apacible y placentera.
Por suerte, también hay lugares que ofrecen hospedarse uno o más días, algunos con piletas y spa, o bien cabañitas para sentir la experiencia directa de estar en una isla.
También hay otros puntos de interés que no pasan inadvertidos y vale la pena conocer. Uno de ellos es el Museo de Arte, al igual que una puesta de sol en una casa de té en alguno de los paradores, o bien una cena romántica con el destello de las luces chispeantes a orillas del río Tigre.
Hay mucho más para recorrer y conocer: abarcarlo todo en un mismo día no será suficiente. Y eso motiva a querer regresar una y otra vez en busca de uno de los recreos favoritos.