Con más del 40% de los votos nacionales, el oficialismo logró una hazaña impensada: revertir la derrota en la Provincia de Buenos Aires y asegurar una mayoría legislativa que acrecentará su representación.
El mapa político argentino se reescribió de manera contundente. La Libertad Avanza (LLA) selló una victoria categórica en las elecciones legislativas de 2025, obteniendo un respaldo masivo que supera el 40% de los votos a nivel nacional.
Lejos de ser un plebiscito adverso, el escrutinio de esta noche se erige como un fuerte espaldarazo al Gobierno del presidente Javier Milei, otorgándole oxígeno legislativo y político vital para la segunda mitad de su mandato.
La mayor sorpresa, que termina de cimentar la épica del triunfo, se registró en la Provincia de Buenos Aires. La lista encabezada por Diego Santilli (LLA) superó al peronismo, un hito inesperado si se considera que hace apenas dos meses el oficialismo provincial había ganado las elecciones locales por una diferencia de más de 14 puntos.

El oxígeno del triunfo
El triunfo oficialista no fue una simple victoria, sino una demostración de fuerza con impacto federal. Para dimensionar la magnitud de esta conquista, es preciso recordar que las legislativas son, en rigor, 24 elecciones en una. El Gobierno logró capitalizar el descontento y revertir la incertidumbre financiera y los escándalos de corrupción que lo habían acosado en los últimos meses.
Este resultado es un bálsamo que le permite a Milei no solo superar su propia vara —que era obtener el tercio de legisladores propios en Diputados para “blindar” sus decisiones— sino que le da la tranquilidad de rearmar su Gabinete sin el apremio de la derrota.

Las claves de una remontada histórica
En el búnker del Hotel Libertador, la euforia se mezclaba con el análisis de los factores que permitieron revertir la magra performance de LLA en las elecciones provinciales previas:
El golpe táctico en PBA: el "gran click de la campaña", según valoraban en el entorno presidencial, fue la audaz decisión de impulsar la salida de un candidato clave para reemplazarlo por Diego Santilli en la Provincia de Buenos Aires a menos de 18 días de la elección. Esta jugada, adoptada en conjunto por Karina Milei y Santiago Caputo, fue determinante para revertir el resultado bonaerense.
La hoja de ruta de Santiago Caputo: el estratega apuntó a recuperar la épica de la victoria de 2023, sumando territorialidad con la presencia del propio Presidente en las provincias, revitalizando el vínculo con la juventud y el rol de "Las Fuerzas del Cielo", y puliendo el discurso a partir de una mayor empatía con el ciudadano que ha realizado el mayor esfuerzo en el ajuste económico.
Los actores determinantes: además del éxito de Santilli y la estrategia de Caputo, el resultado fue un espaldarazo directo para el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, cuyo rol fue determinante en las negociaciones con Estados Unidos para contener la escalada del dólar. "Toto", que llegó al búnker sonriente y confiado, se jugaba mucho en esta elección.

El desafío interno y la incomodidad peronista
Con la victoria en mano, el Presidente deberá afrontar un desafío inmediato: apaciguar las diferencias en su entorno, especialmente entre sus "socios" del "Triángulo de Hierro": Karina Milei y Santiago Caputo. Los rumores de la inminente salida de Guillermo Francos de la Jefatura de Gabinete ponen a la hermana del Presidente en una posición determinante para elegir a su sucesor.
Mientras tanto, el peronismo encaja una derrota totalmente inesperada. El resultado no solo pone a prueba la unidad del frente, sino que abre interrogantes sobre la estrategia diseñada por Cristina Kirchner. Es evidente que el gobernador Axel Kicillof y los intendentes de la Provincia de Buenos Aires no aportaron el caudal de votos esperado, lo que augura un intenso debate interno sobre liderazgos y rumbos.
Finalmente, el debut de Provincias Unidas —el sello que buscaba romper la polarización— con las derrotas de referentes como Juan Schiaretti, Maximiliano Pullaro e Ignacio Torres, confirma que el voto se polarizó con más fuerza que nunca, concentrando el poder en los dos grandes frentes nacionales.
La política y los mercados esperan ahora las definiciones no solo de los nombres del nuevo Gabinete, sino del rumbo económico y de gestión que tomará el Gobierno con su nuevo capital político.